
Desde este pequeño blog de papel cuché de sangre azul, mi total apoyo a la revista.

No es solamente cuestionable que el delito de injurias al Príncipe sea perseguible sin que el Príncipe haya presentado una querella, como se le exige a todo el mundo. (mi viejo grito: ¡Borbón como Obregón!)
Lo más grave es que en España un juez, sin juicio de ningún tipo, sin escuchar siquiera al supuesto infractor, pueda dictar una resolución que restrinja tan gravemente la libertad de expresión. Es aberrante.
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